En esta segunda intervención, me voy a referir al caso de las organizaciones privadas, que tradicionalmente en nuestro país, se caracterizaban por sus altos níveles en lo atinente a cultura de servicio.
A modo de ejemplo, debo referirme a nuestras instituciones bancarias (públicas y privadas), como fiel reflejo de la baja cultura de servicio impernate hoy día. Quién de nosotros no se ha encontrando con la pésima o casi nula atención del personal bancario, cuando decide acudir en el horario comprendido desde las 11:00 a. m. hasta las 2:30 p. m. (bien sea en las áreasde cajeros o atención al cliente), encontrandose que solamnete estan disponibles dos cajeros (titulares / no titulares) y uno o dos en atención al cliente.
El otro ejemplo que cada día se torna más común: Cuando por obra y gracia divina o superticiosa, nos debitan de nuestras cuentas cantidades de dinero mayores a los límites diarios establecidos por las mismas instituciones y en algunos casos en ciudades en las que no residimos. En este caso, la odisea en cuanto a la atención y el servicio que recibimos es realmente deplorable, ya que de ser victimas, tratan de hacernos pasar a victimarios. Parece un chiste, pero es la verdad.
Todo lo anterior me lleva a conjeturar, que la cultura de servicios ha ido perdiendo terreno en las organizaciones, no se si atribuirla a que los nuevos mandos (relevos) gerenciales no lo consideran importante o si por el contrario, es que nosotros como individualidades ya no consideramos como parte fundamental de nuestra ética laboral y personal, el hecho de debernos a nuestros clientes y usuarios.
En otras palabras, como individuos laboralmente activos, somos el capital más importante de la organización, somos la cara de presentación ante nuestros clientes y debemos tener entre nuestars primeras necesidades y prioridades el cultivar, mantener y desarrollar la competencias que nos permitan ser los mejores vendedores de la cultura de servicio de nuestra organización.
A nosotros la gente de talento humano, nos corresponde controlar y verificar el cumplimiento de esta cultura como pilar fundamental de la filosofía corporativa de nuestra organización y a través del adiestramiento, debemos inculcar, fomentar, desarrollar y aupar este pensamiento o éstilo gerencial.
Para finalizar y debiendo ser objetivo, tengo que indicar que no todas las organizaciones privadas del país se encuentran en esta situación, afortunadamente, aún existen organizaciones que entre sus valores, la cultura orientada al servicio, juega un rol predominante y fundamental, ya que saben, que la misma los hace cada día más competitivos y eficaces.